viernes, 11 de septiembre de 2009

Ana Bolena, los años franceses (Robin Maxwell)



Con apenas nueve años, Ana Bolena es enviada a la corte francesa con su hermana María, en lo que pronto descubre que no es sino una jugada de la alta política europea llevada a cabo con astucia por su ambicioso padre. Sin embargo, Ana no pierde el tiempo, pronto aprende a jugar sus cartas, y está dispuesta a aprovechar todas las oportunidades que la corte parisina le ofrece de ampliar sus conocimientos y experiencias (y encontrará un inesperado benefactor y consejero en la persona de Leonardo da Vinci). De un modo inesperadamente duro, Ana se enfrentará a un ambiente de promiscuidad, lubricidad y vicio en el que tendrá que aprender a moverse.

No la calificaría de obra maestra, pero me gustó mucho la frescura que transmite al estar ambientada en Francia, y en sucesos anteriores a los que hicieron famosa a Ana Bolena.

La presencia de Da Vinci le da un punto nostálgico a la historia, ¿realmente Ana Bolena y Leonardo Da Vinci coincidieron en la Corte de Francisco I? Por fechas debieron coincidir, más dudoso es que tuvieran una relación tan especial como la que se cuenta.

Sin embargo, lo que más me gustó fue María Bolena, no por el personaje en sí, sino por el trato que se le da. Robin Maxwell la dibuja de una forma muy humana, de una forma que no he leído en ningún otro sitio (al igual me decís que sí, que hay más novelas en que se la describe así) no como la frívola amante de reyes, sino como una mujer que se ve atrapada entre hombres. María no sabe como escapar a los deseos de su padre, de Francisco y de los demás hombres de la Corte que la desean.

Se me ha quedado grabada la conversación que mantienen las dos hermanas a la mañana siguiente de que María se convierta en amante del rey de Francia, al igual que el terror que la inunda cuando, una vez casada, le dicen que Enrique VIII ha puesto sus ojos en ella.

Ana es testigo de la situación que vive su hermana y aprende.

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