Maugham nunca me decepciona.
Julia es un personaje vivo, con sus virtudes y defectos. Un personaje real que paradójicamente en la novela parece irreal al estar siempre interpretando, hasta el momento de llegar a perder la noción de la realidad y la ficción.
Maugham es único en crear personajes y situaciones, que provoquen amor y odio a partes iguales.
El final resulta terriblemente maravilloso.
Tú no existes, sólo eres uno de los incontables personajes que has interpretado.
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