Rincón de época (Febrero)

Tenía muchas ganas de que llegara el resumen mensual de este mes porque he visto cosas muy interesantes desde la última vez, pero especialmente porque me he enamorado de la versión de la BBC de Guerra y paz, pero me he enamorado tanto que la dejaré para lo último.

Empezaré con La chica danesa, porque tenía muchísimas ganas de ver esta película. Me encantan tanto Eddie Redmayne como Alicia Vikander y tenía buenísima pinta. Bien, la película me gustó. Tiene una escenografía preciosa, una banda sonora a lo Desplat, el vestuario me enamoró por completo y los actores cumplen. Pero el guión flojea. No arriesga, deja los pensamientos y muchos sentimientos en la penumbra. Tanto Einar como Lili son un misterio, ¿no hubiera sido interesante conocer algo de lo que escribía Lili en su diario?

En cambio es Gerda la que lleva todo el peso del drama con ella, la que lo da todo sin esperar nada a cambio. Un personaje que me fascinó y una actuación digna de Oscar. 

También vi MacBeth, pero no me gustó mucho. Me pareció lenta y farragosa. Quería que me gustara, pero no pudo ser. Y así quedé:

Como os conté la semana pasada, leí Ana la de Avonlea, y antes quise ver la miniserie de 1985 para refrescar el primer libro. Acabé enamorada de la adaptación, y ahora mismo me cuesta creer que alguien vaya a poder mejorar a Megan Follows como Anne. 

Sidra con Rosie es otra película que vi después de leer el libro. Me gustó muchísimo, es una adaptación bastante fiel y yo tengo ganas de continuaciones.

Terminó Carlos por fin. Reconozco que pensaba que la cursilería había acabado con la muerte de la Emperatriz, pero entonces todo se volvió turbio.

Es una pena, porque es una serie que empezó bien y prometía mucho. El primer error que vi desde el principio fue querer abarcar demasiado en tan pocos capítulos, haciendo que la serie estuviera dispersa. El personaje de Carlos deja mucho que desear, parece perturbado en la mayoría de sus decisiones y flojea por todas partes, no llega a ser un personaje carismático y los secundarios no tienen la fuerza para tirar de él. Y tercero, la poca imaginación de los guionistas cuando empiezan con "escena que anuncia boda" con alguna rabieta/momento incómodo "escena de boda" con frases en latín y música importante "escena de cama" para que se vea que se ha consumado el matrimonio y de paso enseñar un poco de carne, "escena de embarazo" para que se vea la barriga "escena parto y/o muerte" con el agonizante de turno, arrepentiemientos y lloros. Hay varios capítulos en que esta forma se repite todo el tiempo.

Tendré que decir algo bueno de la serie, no todo ha sido malo. La bso es preciosa y da gusto ver algunos vestuarios. 
 
Hay una serie de la que no se habla mucho, pero tiene un gran potencial para los amantes del period drama, X Company. La serie está ambientada en la Segunda Guerra Mundial y trata sobre un grupo de agentes secretos y sus misiones. Es una serie que está bastante bien, tiene un poco todo: drama, acción, amor,... Entre los personajes destaca Aurora, que a cada capítulo la admiro más. El vestuario es precioso, los paisajes, la música,... Han estrenado la segunda temporada hace poco y aunque no sea una superproducción, vale la pena un vistazo. 


Estoy muy tentada de abandonar Mr Selfridge, ni las tramas, ni los personajes me interesan ya. Y creo que si aún no lo he hecho es porque estoy esperando que anuncien que es la temporada final. 

Call the midwife ha empezado y sigue en su línea. Hay cosas que no me están gustando, como cierto romance que ejem, ejem, pero hay otras geniales protagonizadas por los Turner, que son amor. 

Y para terminar la joya de la corona.

He sido muy pesada en twitter con esta serie, pero es el amor.

Cuando empecé a sentir las primeras mariposas en el estómago, miré quién estaba al mando: Andrew Davies. Y entonces supe que iba a ser un romance con todas las palabras, porque Andrew Davies es como un Dios de las historias de época. Tiene una sensibilidad y una visión que valen oro. 

La banda sonora también me robó el corazón. Es diferente a lo que estamos acostumbrados, es magnética, hipnotizadora y preciosa. Martin Phipps es el responsable, que tampoco es un desconocido en asuntos de época.

Sobre los actores diré que me quedo con Paul Dano, no lo conocía de nada y me ha parecido maravilloso. Tuppence Middleton me ha fascinado y James Norton, ese hombre que no sabes si hace mejor de príncipe que de cura, pero que ya es todo un galán de época.

La escenografía es espectacular, me quedaba embobada mirando esos salones rusos. Y esa nieve tan blanca y pura en contraste con los vestidos llenos de color. 

Lo único malo que puedo decir de todo esto es que debería haber tenido un capítulo más, para poder cerrar las tramas sin que pareciera tan apresurado. Pero luego me acuerdo de algunas escenas y se me pasa.

Sobre la adaptación he quedado satisfecha. Es cierto que hace siete años ya que leí la novela, así que no me habré enterado de algunas licencias, pero creo que conserva el espíritu que Tolstói le dio a la novela. El espíritu que yo recuerdo. Y lo mejor de todo, lo que ha conseguido esta miniserie es darme muchas ganas de volver a Tolstói, de releer Guerra y paz y de volver a los autores rusos. Así que espero que si alguien ha visto esta serie sin conocer al autor o teniendo mucho respeto a esas mil y pico de páginas, le haya ocurrido algo parecido y que se anime a leer, a releer... Para vencer la pereza hay que pensar que Sofia Tolstói copió la novela a mano siete veces.