Con las ganas que tenía de estrenarme con
Elizabeth von Armin, y cuando lo hago me quedo bloqueada. No sé si es el calor
bochornoso de la isla o el estado pre-vacacional que me tiene entre las nubes,
pero esta reseña me ha costado varios días y muchas vueltas. Será que parte de
mí aún está en el jardín alemán de Elizabeth.
Lo primero es confesar. Había oído hablar de
la película Un abril encantado, pero mi mente la confundía con El jardín
secreto y dos más dos son treinta y dos, así que en realidad conocí a Elizabeth
von Armin gracias a vuestros blogs (y a ese capítulo de Downton Abbey en el que
aparece una copia). Por lo que contabais en vuestras reseñas, estaba deseando
conocerla, y no os faltaba razón.
Decidí empezar por Elizabeth y su jardín
alemán por ser su primera novela, y porque no había mucho donde elegir (de
nuevo, la falta de reediciones).
¡Qué decir del principio! A mí también me
encanta el jardín, las plantas y las flores. Claro, que yo no tengo un jardín
como el suyo, lo mío se reduce a un maceto-huerto, plantas varias y unos minis
rosales que lucho porque sobrevivan. Pero entiendo perfectamente esa libertad y
ese amor que Elizabeth siente por/en su jardín, ese mirar y rebuscar de
semillas, y esas horas de felicidad.
“Tomamos el té sobre el césped, al sol, y cuando empezó a
hacerse tarde y las niñas se fueron a la cama, y todas las pequeñas anémonas se
cerraron para pasar la noche, me quedé vagando por los verdes senderos con el
corazón henchido de gratitud“.
Pero la novela es más que eso, a medida avanza
la ironía se va haciendo notar más y más, Elizabeth presenta a sus hijas, las
niña de abril, mayo y junio, y a su marido, el hombre airado, aunque el disfrute llega
a su cénit al conocer a Irais y a Minora.
“Espero que a
lo largo de estas páginas haya quedado clara la superioridad de Irais y de mí
misma con respecto a las debilidades comunes de la humanidad; si hicieran falta
más pruebas bastaría con saber que ambas, desafiando a la tradición, detestamos
la celebración de los rituales del cumpleaños. Años atrás, cuando acababa de
conocerla, y mucho antes de que nos casáramos, le mandé una pequeña palmatoria
de bronce por su cumpleaños; y cuando, unos meses más tarde, llegó la hora del
mío, ella me envió un cuaderno. Nunca escribí nada en él, y al año siguiente se
lo regalé por su cumpleaños; me lo agradeció efusivamente, como se suele hacer
en estos casos, y cuando llegó mi hora me regaló la palmatoria de bronce. Desde
entonces disfrutamos alternativamente la posesión de ambos objetos, y así saldamos
la dichosa cuestión de una vez por todas con gran ahorro de problemas y gastos.
Nunca mencionamos nuestro trato excepto cuando llega su hora, momento en el que
nos enviamos una carta de ferviente agradecimiento”.
La forma en que Elizabeth disfruta de las
visitas, y cuando llega la hora de hacer ver a sus queridos invitados de que su
estancia se está alargando demasiado, me ha arrancado más de una sonrisa.
Me encantó este libro, la ironia de Elizabeth von Arnim, cómo llamaba a sus hijas, su jardín, su visión de las relaciones con las personas... Una gozada pasar por su jardín, y deseando leer más de esta autora.
ResponderEliminarBesos
Una novela excelente, refrescante y taaaaaan divertida. La buena literatura no envejece!
ResponderEliminarYo también la he conocido gracias a los blogs. Tengo muchas ganas de leerla, todos quedáis encantados con su jardín, por algo será.
ResponderEliminarUn beso!!
Qué alivio... Este libro ya estaba en mi lista de pendientes. Ya estaba viendo que iba a seguir aumentando... :P Yo también lo descubrí gracias a la blogosfera. ¡Tiene un pinta deliciosa!
ResponderEliminarBesos!
¡Hola, Minea!
ResponderEliminarNo conocía esta historia, pero tu reseña ha hecho que se una a mi lista de pendientes. Además, la historia tiene una pinta estupenda y creo que es de las que me gustan a mí :)
Besos!
No conocía este libro.. si lo encuentro.. le daré una oportunidad¡¡ me gusta tu blog y me quedo por aquí; te invito a que te pases por el mío (si te apetece) y podamos compartir palabras y libros.... nos leemos¡¡
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