Eugène de Rastignac, el personaje más recurrente de la Comedia Humana y uno de los más fascinantes, protagoniza esta historia en la que, siendo aún joven e inocente, lucha por abrirse camino en el mundo de la alta sociedad.
Balzac nos describe lo mejor y lo peor de la alta y baja sociedad parisina. Quizás lo mejor de todo sean esos retratos tan vivos de los personajes y la gran variedad que nos presenta, de los habitantes de la pensión de la viuda Vauquer, pasando por papá Goriot, hasta las altas esferas que a las que muchos ansían llegar.
Una historia emotiva, folletinesca, que si resulta buena en su desarrollo, se hace grande en su final.
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