lunes, 24 de febrero de 2014

Un invierno en Mallorca (George Sand)



No había entrado nunca en la Cartuja de Valldemossa hasta que mi amiga Rocío me hizo una visita hará ahora dos años. Quería conocer Valldemossa, pueblo entre las montañas que tiene fama de ser el más bonito de Mallorca, así que nos pusimos en marcha un domingo soleado y casi primaveral.

Paseamos por el pueblo, admirando las casas y lo pintoresco del día, cuando llegamos a la Cartuja. Por aquel entonces sabía que George Sand y Frédéric Chopin habían pasado una temporada allí (y aunque no lo hubiera sabido todo lo anunciaba), pero no conocía la opinión que a la escritora le había causado su estancia. 

No había mejor momento para comprarme el libro, y de la misma Cartuja me lo traje. 


Para leer este libro, entre guía de viajes y diario, hay que ponerse en situación.  Corría el año 1838, Francia estaba más adelantada que España, que llevaba un par de años en guerras civiles. En ese momento llega a una Mallorca rústica George Sand, mujer separada, con sus dos hijos y su amante, Frédéric Chopin. 

En teoría iba a ser un viaje tranquilo y placentero, en el que Chopin pudiera recuperar sus fuerzas, pero se le diagnosticó tuberculosis y empezó el calvario. Sand cuenta que no encontraban alojamiento, porque todo el mundo temía contagiarse de la enfermedad. Al final encontraron asilo en la Cartuja, primero palacio del rey Sancho, luego vivienda de los monjes cartujos, pero en la época estaba ya en manos privadas. 

 Dicen que fue un invierno lluvioso, son impagables las descripciones que hace sobre los caminos “así es como se viaja: barrancos, torrentes, hondonadas, setos vivos, zanjas […] Entonces no podéis hacer cosa mejor que tomar partido, bendecir el acolchado que tapiza la caja del coche, y sin el cual tendríais infaliblemente los huesos rotos, encomendar vuestra alma a Dios y contemplar el paisaje, esperando la muerte o un milagro”.

Porque a pesar de que parece que no se llevó una gran impresión de los mallorquines, su forma de vida o lo mucho que parecía que se aprovechaban monetariamente de ellos (tuvieron muchos problemas con el piano de Chopin y las aduanas) George Sand quedó enamorada de la naturaleza de isla, “no había visto jamás nada parecido a lo estaba presenciando, y mi imaginación se desbordaba”, dice cuando descubre el mar al final de un sendero.

Aquel día que visitamos la Cartuja no pudimos entrar a ver el piano de Chopin, la estancia estaba cerrada, pero nos invitaron a un concierto con piezas suyas. Fue un momento precioso. Me fue imposible no dejarme llevar por la música, ni emocionarme. 


4 comentarios:

  1. Pues la verdad es que no conocía el libro y tampoco el contexto en el que transcurrió la historia, pero has despertado mi curiosidad.
    Besos:)

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  2. Por aquí se ve bastante, pero claro, nunca dio tanto que hablar un invierno :P
    Besos ;)

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  3. ¡Hola, Minea!

    ¡Qué entrada más bonita! No conocía el libro pero desde luego que me lo apunto. ¡Me has convencido completamente!

    ¡Un beso!

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    1. Hola, se te echaba de menos ;)
      El libro tiene más gracia cuando se conoce el contexto, el prólogo es genial.
      Un beso

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