domingo, 2 de octubre de 2011

Medievalario (Fran Zabaleta)


Un santo riguroso e intransigente que persigue con saña la herejía y que está dispuesto a cualquier sacrificio por su dios; un noble caballero que, harto de malvivir como guarda de mercaderes tras traicionar a los suyos, se dirige a una fortaleza asediada en busca de un nuevo señor al que servir; un chiquillo campesino que vive en una posada del camino de Santiago, de padre desconocido y tan hermoso que todos le creen hijo del demonio; y un rey glotón que lleva diecisiete años encadenado: tales son los protagonistas de estas historias que, a semejanza de los bestiarios medievales, reflejan una sociedad todavía sometida por la superstición y dominada por la naturaleza, despojada de tópicos, a la vez cruel y fascinante. 

Representando la nobleza, la Iglesia, la caballería y el pueblo, Medievalario se transforma en un tapiz de la Edad Media. La novela consta de cuatro relatos independientes, que nos dibujan la cruda realidad de una sociedad que hoy en día puede parecernos feroz.

Mi preferido ha sido De correctione rusticorum, que presenta la historia de Martiño de Braga, un santo intransigente con un oscuro pasado. Me encantó la forma en que la historia está contada, y la evolución del protagonista me atrapó. Ese convencimiento propio de que todo lo que ocurre es voluntad de Dios, ¡incluso las cosas malas que él mismo hace! Es tan humano y real que he disfrutado leyéndolo. 

También he disfrutado con El husmo de la tierra, pero de forma diferente. En este caso deseaba que las cosas le salieran bien al pequeño Roi, ya que al fin y al cabo demuestra ser un luchador en un mundo muy difícil. 

La novela está escrita en un lenguaje adecuado a la época, pero sin recargamientos que ralenticen su lectura, lo que es de agradecer cuando te adentras en sucesos que no dominas, como ha sido mi caso.

Recomendable para todos aquellos que quieran un rápido viaje al mundo medieval.

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