En las últimas semanas esta saga ha acaparado las noticias literarias y las listas de ventas, porque después de más de veinte años ha llegado a su fin (aunque también he leído algunos rumores sobre un 7º libro).
Siento decir que el último tomo no me ha parecido a la altura de los anteriores, quizá es que los leí hace ya demasiado tiempo, recuerdo que El clan del oso cavernario llegó a mis manos de manera totalmente casual al comprarlo mi padre en aquella colección histórica de El Mundo. Lo devoré. Simplemente me fascinó la historia de Ayla, la niña marcada por un león cavernario, y acogida por el Clan con el que no tenía nada que ver. Su afán de superación, su inteligencia y valor, que gustó a tanta gente cómo para llamar a sus hijas Ayla en honor al personaje, son una constante en todos los libros que siguieron.
El resto de libros los leí del tirón, por ello esperaba con bastante ilusión La tierra de las cuevas pintadas, y aunque nunca me han disgustado las largas descripciones a las que Auel nos tiene acostumbrados en esta saga, puedo decir que en este sexto libro me han parecido excesivas. Quizás, repito, es porque han pasado años desde que leí Los refugios de piedra, y si lo hubiera leído a continuación no me hubiera dado cuenta. Pero la actitud de los protagonistas, la acción, tampoco me parece propia de los personajes que he conocido a lo largo de tantas páginas.
Aún así, a pesar de esta última decepción, Los hijos de la tierra es una saga que recomiendo sin duda alguna.
I. El clan del oso cavernario.
II. El Valle de los caballos.
III. Los cazadores de mamuts
IV. Las llanuras del tránsito.
V. Los refugios de piedra.
VI. La tierra de las cuevas pintadas.
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