domingo, 12 de diciembre de 2010

No digas que fue un sueño (Terenci Moix)


Cuando a medianoche se escuche
pasar una invisible comparsa
con música maravillosa y grandes voces,
tu suerte que declina, tus obras fracasadas
los planes de tu vida que resultaron errados
no llores vanamente.
Como un hombre preparado desde tiempo atrás,
como un valiente
di tu adiós a Alejandría, que se aleja.
No te engañes
no digas que fue un sueño.
No aceptes tan vanas esperanzas.
Como un hombre preparado desde tiempo atrás,
como un valiente
como corresponde a quien de tal ciudad fue digno
acércate con paso firme a la ventana,
y escucha con emoción -no con lamentos
ni ruegos de débiles- como último placer,
los sones, los maravillosos instrumentos de la
comparsa misteriosa
y di tu adiós a esa Alejandría
que pierdes para siempre. 

El dios abandona a Antonio (Konstantin Kavafis)


Con este precioso poema, que da nombre a una historia de sentimientos y pasiones, Terenci Moix quiso regalarnos un poco de su fascinación por el antiguo Egipto a través de una de esas relaciones legendarias como es la de Marco Antonio y Cleopatra.

El lenguaje es bellísimo, tan poético que se disfruta con tan solo leer las palabras. Te transporta a esa Alejandría de ensueño y te hace desear haber estado allí para presenciar los esplendores de esos tiempos pasados. Lo malo de esto, es que la historia transcurre con lentitud, corriendo el riesgo de resultar pesada.

La historia en sí se centra más en la parte romántica de la situación, poco se cuenta de política, menos de guerras. La caída de Sexto Pompeyo apenas se nombra, la  batalla de Accio transcurre en un par de líneas, muy bellas, eso sí. Y esto ocurre con otros tantos aspectos, que son ensombrecidos dejando todo el protagonismo a la pasión entre Marco Antonio y Cleopatra.
Ambos personajes están maravillosamente dibujados, también destacar a Octavia y su gran entereza, al igual que al joven Cesarión. 


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